Estos disfuncionamientos pueden causar desequilibrios en la salud.

Dirigida a adultos y a niños desde el nacimiento, la osteopatía reconoce que los trastornos pueden provenir de áreas distantes de los síntomas. El osteópata utiliza sus conocimientos en anatomía y fisiología para identificar las causas subyacentes de los problemas, adoptando un enfoque holístico que considera la influencia de las diferentes partes del cuerpo sobre las demás.

El practicante evalúa tensiones, desequilibrios y disfunciones mediante pruebas de movilidad, observaciones posturales y una palpación precisa que se mantiene indolora. Utiliza exclusivamente sus manos para realizar maniobras que pueden parecer inusuales.

La osteopatía trata todos los sistemas del cuerpo: locomotor, digestivo, cardiorrespiratorio, reproductor, nervioso y vascular. Puede aplicarse a la columna vertebral, al cráneo, a la caja torácica, al abdomen, a la pelvis y a las extremidades, variando las técnicas según las áreas específicas.

Al fomentar el reequilibrio, la osteopatía actúa como una terapia curativa y preventiva. Complementa la medicina alopática, que sigue siendo prioritaria para tratar ciertas patologías y traumatismos.